- Usted es valenciano pero hace más de una década que vive en Lorca. ¿Cuáles son sus sentimientos hacia esta ciudad?
R: Vivo en Lorca hace ya más de dieciséis años, que se dice pronto. Es verdad que llegué aquí por casualidad, como suelen suceder las cosas importantes de la vida. Aquí han crecido mis hijo, han sido niños, han jugado, se han hecho mayores y han echado a volar. Aquí encontramos mi mujer y yo muchísimos amigos y aquí encontramos trabajo, en los institutos Ramón Arcas Meca y José Ibáñez Martín. Los alumnos que han pasado por nuestras manos constituyen una legión. Hoy, mucho de ellos, son hombres y mujeres que se han labrado un porvenir gracias al estudio. Aquí hemos fundado un grupo de poesía llamado Espartaria, con el que hemos conseguido grandes objetivos culturales. Aquí en Lorca, comencé a ser premiado y conocido como escritor. Mis libros se leen y trabajan en colegios de Lorca, mis obras teatrales se representan en el Teatro Guerra… Aquí nuestra familia compró una casa y echó raíces… Durante todos estos años he recibido por parte de los lorquinos innumerables muestras de cariño y de afecto. ¿Qué puedo sentir hacia el pueblo de Lorca? Gratitud, reconocimiento, amor.
- Su nueva novela, «Deja en paz a los Muertos», tiene un título muy sugerente, ¿Qué puede encontrar el lector en ella?
R: La novela pertenece al subgénero de misterio. El lector hallará en ella intriga, suspense, aventura, una historia de amor, numerosos golpes inesperados a lo largo de sus 200 páginas, todo ello a través de una trama detectivesca, protagonizada por un chaval de 16 años… La historia transcurre durante un verano en una zona muy próxima a Lorca: la franja costera que discurre entre Águilas y Vera, en un pueblo llamado Gélver que se corresponde con un pueblo real, al que cambiado el nombre por motivos literarios. Ah, el lector también pasará un poco de miedo en algunos momentos de la novela… Hay pesadillas, personajes diabólicos, situaciones delirantes… O sea, que se lo puede pasar «de muerte».
- Catalogada como Novela Juvenil, ¿Emplea usted sus conocimientos como docente para escribir este tipo de libros?
R: Por supuesto. Lo de novela juvenil supongo que lo dirá usted por aquello de que el protagonista es un adolescente de 16 años y, sí, tal vez pueda considerarse novela juvenil. Pero a mí me gusta escribir para todo el mundo, así que he diseñado una novela que pueda ser leía por todo tipo de lectores, también personas adultas… A todos nos gusta el suspense, el misterio… Además, también hay personajes adultos, muy importantes en el desarrollo de la trama: ahí están el maestro, doña Palmira, el teniente Vidal, los «malos»… de los que no hablaré para no fastidiar a los que aún no han leído la historia… Respecto a la pregunta que me hace sobre mis conocimientos docentes diré que sí; en efecto, me valgo de mis conocimientos docentes para escribir esta clase de libros. Yo sé lo que les gusta a los adolescentes porque tengo alumnos de instituto, cuyas edades oscilan entre los doce y los dieciocho años. También tengo dos hijos en edad adolescente. A todos ellos les encantan las historias de este tipo. Argumentos donde hay mucha carga de intriga, algo de miedo, una historia de amor, mucha dosis de aventura, unos personajes que pasan mil peripecias, algunas extremas. Y lo más importante, que el lector esté enganchado a la historia hasta la última página…
- ¿De dónde saca la inspiración Juan Ramón Barat? ¿Cómo es su día a día?
R: La inspiración se saca de cualquier acontecimiento cotidiano. Vivir es protagonizar una novela. Cualquier vida de cualquier se humano es digna de convertirse en una historia interesante. A todos nos ocurren mil cosas extrañas, increíbles, curiosas, divertidas, terribles… Pues bien, el escritor (al menos ése es mi caso) debe ser capaz de trasladar esas cosas sencillas y diarias a las páginas de una novela. Hay que modificar un poco algunos hechos, es cierto, pero si sabemos interpretar las relaciones humanas encontraremos miles de anécdotas, miles de peripecias, miles de argumentos para nuestra novela. Todos tenemos un vecino misterioso; todos hemos entrado en un lugar que nos da algo de miedo; todos hemos conocido a una persona rara; todos hemos tenido la sensación de vivir dos veces la misma realidad; todos hemos soñado cosas misteriosas… Hay que observar el día a día, fijarse en la gente que nos rodea… y luego hay que ponerse frente al papel en blanco y escribir, dándole siempre un tono literario… Mi vida es como la de cualquier otra persona: voy al trabajo por las mañanas al IES Ibáñez Martín, trato de dar mis clases de Literatura de la mejor forma posible. Al mediodía regreso a casa, como y descanso un rato. Por las tardes leo y escribo. Salgo a caminar por la huerta. Trato de llevarme bien con todo el mundo y procuro ser feliz. Me gusta estar con mi familia, escuchar música clásica, ver alguna película de vez en cuando, estar atento a las noticias…
OTROS DATOS
La novela está dividida en 26 capítulos cortos y un epílogo.
Algunos lugares son reconocibles por el lector: Águilas, Vera, Garrucha, etc. Otros en cambio, pertenecen a la imaginación del lector.
Gélver, el lugar de los hechos, es el nombre literario de un pueblo llamado de otra manera: el lector deberá averiguar qué pueblo es.
La obra tiene un desenlace inesperado que se desarrolla en San Juan de los Terreros.
Los capítulos tienen títulos muy llamativos: “Ojos de títere asesinado”, “El laberinto de hielo”, “Lo que hacían los egipcios con las momias”, “¿A dónde vas con ese oso?”, “El misterioso acertijo”…