En un monte oscuro había
un castillo tenebroso
y viejo donde vivía
un fantasma muy miedoso.
Se llamaba Catalino
y tenía dos mil años.
Parecía un langostino
envuelto en trapos y paños.
Las sombras le daban miedo,
terror lo desconocido,
y se le escapaba un pedo
cuando escuchaba algún ruido.
En las noches tormentosas
le entraba la pedorreta.
¡Hay que ver, qué extrañas cosas!
¡Qué fantasma tan cagueta!