ME VOY A GROENLANDIA

FICHA

 

GÉNERO
Comedia
ESTRUCTURA
1 Acto
REPARTO
Vicente
Elvira
ESCENARIO
Salón de un piso
DURACIÓN
45 minutos

SINOPSIS

Vicente y Elvira son un matrimonio que se pasa el día discutiendo por cualquier tontería. La obra empieza con este monólogo de Elvira:
—¿Dónde diablos habré metido las gafas? (Después de haber buscado en todos los cajones, mira en los lugares más insólitos: dentro de un búcaro, detrás de un cuadro…). Nada, que no aparecen. Pues yo sin gafas no veo tres en un burro. La tele rota y sin poder leer. Vaya plan. La culpa de todo la tiene mi marido, que es un besugo. No sirve para nada. ¿Qué voy a hacer yo sin tele? Hace tres días que está estropeada. Le digo: “Vicente, avisa a un técnico”. “¿Y dónde hay un técnico?”, me pregunta el muy idiota. “Pues en las páginas amarillas”. “¿Las páginas amarillas?”, dice poniendo cara de pan. “Pues sí, las páginas amarillas”, insisto. “¿Y dónde están las páginas amarillas?”. Y yo, que no soporto esa cara de pan que pone cuando no se entera de nada, le digo que en China. Y él tan tranquilo aún tiene flema para decirme: “ahora entiendo por qué se llaman amarillas”. Total, que la tele lleva tres días sin funcionar y yo me voy a volver loca sin poder ver la telenovela de la sobremesa y el Pasapalabra de la tarde y la Salsa Picante de la noche, que es donde me entero de todo lo que pasa en el mundo. Porque no sé cómo se puede vivir hoy en día en una casa sin tele. Prefiero que se me estropee la lavadora o la nevera o el lavavajillas. Pero la tele no, Virgen María Santísima. La tele es un producto de primera necesidad, como los huevos, la leche o la sopa de letras. ¿Cómo se puede vivir sin los cotilleos sobre los famosos? ¡A mí me va a dar algo de un momento a otro! (Se sienta.) ¡Tres días! ¡Y mi marido tan tranquilo! Claro, como a él la da lo mismo. Él se va al bar a jugar la partida al dominó o a ver la “Chanchon lí” (Champions League) y tan contento. Y es que en el fondo es un egoísta. Como todos los hombres, que sólo piensan en la partida y el partido. Partida-partido, partida-partido… ¡No los partirá un rayo! (Se levanta.) ¡Si al menos tuviera las gafas, podría leer un libro o una revista! Estoy segura de que mi marido las ha puesto en algún cajón sin darse cuenta. Si es que tiene una cabeza tan mala que no sirve ni para llevar sombrero. Le pones un sombrero y parece un rebollón. (Mira la hora.) Dios mío, cómo pasa el tiempo. Son ya las siete y media. Debería pensar en la cena. Siempre está una con lo mismo. Hace un momento estaba preparando la comida. (Se queda meditando.) ¡A la porra la cena! ¡Si no hay tele no hay cena! Hasta que no venga el técnico y arregle el aparato, aquí no se pisa la cocina. Haremos huelga de hambre, o como se diga.